¿Será inefable este sentir?

Si es verdad que en cierto punto, toda palabra fue inventada de la nada, también de ahí nacerían originalmente incluso los significados albergados,que precisaban de la invención de palabras.  
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Así entonces sucedería con este inefable amor, que inventado desde cero, llegó a ocupar sentimientos para los que las palabras no alcanzan.  

Pero, ¿cómo fue entonces que tanta emoción de la nada se inventó, y de ahí salieron palabras y sin-palabras incluso para lo que éstas no abarcaban? 

Será sólo una efímera época de senrendipias. 

Se tratará de una etérea limerencia creada magistralmente por el arrebol de tanto melifluo deseo encontrado. 

Serán la luminiscencia de tu ser y el arrojo de tu elocuencia llegando con tan buenos deseos en la aurora de un cumpleaños. 

¿Hubiera de lo contrario el olvido evitado a nuestras lejanas soledades adentrarse en las iridiscentes epifanías que nuestros etéreos palpitares albergaban sonámbulos pero inmarcesibles? 

Si acaso fuéramos incapaces de definir en una sola palabra cada uno de los infinitos desenlaces de las incandescencias que nos producimos mutuamente; si fuera así, y sólo quizás entonces, la respuesta sería: sí. 

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